Cartago

Cartago      

 

¿Existió Cartago? Preguntareis si vais a Túnez.

 

Cada día es verdad pero aparece

en el largo camino que deshago

para poder llegar hasta Cartago

y ver que no hay Cartago, y anochece.

 

Cada noche es verdad pero amanece:

es como la ilusión, casi el amago

de que sí existe el tiempo y no hay Cartago

o no hay tiempo y Cartago permanece.

 

Cada tarde se acaba cada inicio,

y se ondula en el mismo mar fenicio

de la fiera y rebelde emperadora

 

que no deja, ya muerta, ni el resquicio

de su guerra, su olvido ni su aurora,

la eterna soledad de cada hora.

 

 

 

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